Dièz años de ausencia...

Dièz años sin Jaime Garzòn y la justicia no aparece...

Son diez años de no tener a uno de los mas importantes humoristas de Colombia, el que dijo las cosas como le parecian, al que no le dio miedo hablar y al que esto mismo lo condeno al triste final del 13 de agosto de 1999.

Si, ese 13 de Agosto de 1999 lo asesinaron como si hubiera sido cualquier inconveniente para la sociedad, lo mataron como a un perro y nadie dijo nada, nadie dice nada, la justicia no actua, Jaime Garzòn, simbolo de honestidad para los Colombianos, no se debe olvidar.

El viernes 13 de Agosto tan malo o peor que si hubiera sido martes 13 salia como de costumbre a reunirse con el viejito como llamaba a Yamid Amat y sus compañeros para la emisora donde trabajaba, Radionet, quienes aprendian de sus maratonicas experiencias radiales de 24 horas, Jaime Garzòn esta mas vivo que nunca, desde ese dìa se le recuerda por tantas cosas que hiso por este paìs y por las que intento hacer, por lo que nunca le gusto tapar, por la ayuda frente a la paz de este paìs, por tantos momentos de sonrisa que le arranco a muchos desde nuestros hogares, Jaime Garzòn viviras por siempre en nuestros corazones.

Era un soberbio humorista lleno de humor fino, sin chabacanerías ni ese humor urbano machetero que ahora tanto se vende, él hacía humor político del chirriado ala, del que hacían los cachacos cuando eran cachacos y hacían chascarrillos, pero el de Jaime es un humor político sin atenuantes, del que se compromete a decir verdades incómodas de esas insoportables, de esas que el amargo gobierno que nos rige desde que se instauró la República y desde antecitos.

Asi , hemos perdido un valuarte en nuestra sociedad, Jaime Garzòn ya se fue hace 10 años pero aun sigue vivo en nuestros corazones, se le pide justicia al gobierno y que por favor condenen a los responsables de este asesinato de los que se saben pero no se condenan.

Fue enterrado con su bandera de Colombia, la que tanto amo e hiso respetar, justicia, justicia, justicia solo se pide justicia.

Por Jhonatan Eduardo Clavijo

Fotografìa de Google

Fuente El Espectador